domingo, 16 de febrero de 2014

El discreto encanto de la imperfección

MARTA MICHEL

A todas nos resulta fácil identificar a esas 'superwoman' que nos hacen sentirnos pequeñas, feas, gordas, malas madres, hijas desconsideradas, parejas poco complacientes y profesionales siempre con la lengua fuera. Pero el híper control se paga. Y muy caro. Lo sabemos. Nunca seremos más felices siendo la mujer completa, correcta, excelente, impecable, maravillosa, magnífica, estupenda, inmejorable, insuperable y todos los demás sinónimos de 'perfecta' que vienen en el diccionario. Además, es agotador. Es mucho más divertido seguir reinventándose sin perder la cabeza ni la vida (ni la autoestima) en el intento. De esto último hablan en YO DONA las protagonistas del Primer Debate. Renovarse o morir. No está claro si es mejor instalarse en la zona de confort si ahí te sientes bien o asomarse continuamente al precipicio esforzándote para no caer. Vaya menú. Me pido los dos platos. Y de postre, algo dulce.

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